Dos verdades - "Emma Zunz" de Jorge Luis Borges

 

                                               DOS VERDADES       

                                                  Emma Zunz - Jorge Luis Borges

Por Milena. T. Feltrin       

    Jorge Luis Borges, con su maestría para entrelazar lo filosófico con lo literario, presenta en Emma Zunz un cuento que opera en múltiples niveles de lectura. En la superficie, se trata de una joven obrera que, al enterarse de la muerte de su padre, decide ejecutar una venganza personal contra quien cree responsable de esa tragedia. Pero bajo esta capa, se esconde una historia más compleja, una "historia oculta" que interpela la noción de verdad, cuestiona la justicia, y expone una profunda dualidad interna en la protagonista: el "yo" que actúa y el "otro yo" que observa, que se sacrifica, que miente para decir una verdad emocional. En esta trama, Borges no solo cuenta un asesinato, sino también el derrumbe psicológico y la fragmentación de una identidad.

  El lector atento se da cuenta de que en Emma Zunz hay dos relatos superpuestos: el relato explícito de los hechos y el relato implícito de lo que se omite. La historia que Emma narra a la policía —que Loewenthal la violó y que ella lo mató en defensa propia— es falsa en términos objetivos. Sin embargo, Borges afirma que es “sustancialmente cierta”, una afirmación provocadora que invita a preguntarnos qué es lo que realmente importa en un relato: ¿los hechos objetivos o las emociones verdaderas que lo motivan?

  La historia oculta, entonces, no es solo la que Emma silencia frente a los demás, sino también la que Borges apenas sugiere al lector: la decisión de entregarse a un extraño para fabricar una coartada, el trauma emocional que ello implica, el sacrificio de su integridad para cumplir una justicia que la ley no le garantiza. Emma, en su compleja arquitectura mental, convierte su cuerpo en instrumento y moneda de cambio. Pero lo más significativo es que ella no comete este acto como un simple paso táctico, sino como parte de un rito que busca dar sentido a un dolor insoportable. Ahí se revela otra verdad del cuento: el sacrificio íntimo como parte de un castigo.

  Uno de los temas más profundos de Emma Zunz es el desdoblamiento interior de la protagonista. Borges construye una figura que, al igual que muchos de sus personajes, experimenta una desvinculación de su identidad: el "yo" racional, que planea, calcula y actúa con frialdad, y el "otro yo", emotivo, vulnerable, que carga con el dolor, el miedo y la repulsión. Emma es víctima y asesina, mártir[1] y ejecutora. Vive los hechos desde una perspectiva dividida: por momentos parece actuar como una máquina, como si no fuera del todo ella quien toma las decisiones, sino una fuerza que la habita.

  Este desdoblamiento se refuerza en varias escenas. Por ejemplo, cuando se entrega al marinero, lo hace casi como si se tratara de otra persona, refiriéndose a la experiencia con una distancia narrativa que acentúa su desconexión emocional. Más tarde, cuando asesina a Loewenthal, no es el plan lo que la impulsa, sino una necesidad de purificar la injuria recién vivida. Emma no mata por venganza racional sino por el estallido emocional de haber sido violada simbólicamente por la vida, por las circunstancias, por el sistema.

  Aquí aparece el dilema borgeano de la identidad: ¿es Emma quien dice ser? ¿O se ha transformado irremediablemente en otra versión de sí misma? Borges sugiere que los hechos traumáticos nos redefinen, y que esa transformación a veces nos escinde[2]. Emma se convierte en la narradora de una historia falsa, pero al hacerlo, se convierte también en otra mujer: una que actúa en nombre de la justicia, pero que arrastra la culpa, la tristeza y el vacío de haber sacrificado parte de su alma en el proceso.

  Uno de los logros más sutiles de Borges en este cuento es hacernos dudar de las categorías tradicionales de la verdad. El narrador afirma que, aunque la historia que Emma cuenta no es cierta en los detalles, sí lo es en su sustancia. La "verdad emocional" de Emma —el dolor por la muerte de su padre, la certeza de su inocencia, el odio hacia Loewenthal— es más real para ella que cualquier versión objetiva de los hechos. La mentira, entonces, se convierte en un medio legítimo para expresar una verdad subjetiva.

  En conclusión, Emma Zunz es un cuento sobre el poder, la venganza, el sacrificio, pero sobre todo, es una meditación sobre la verdad. Borges, en su estilo característico, no da respuestas, sino que multiplica las preguntas. ¿Quién es Emma Zunz: una heroína, una víctima, una asesina, una mártir? ¿Fue justa su acción o simplemente desesperada? ¿Qué verdad debe primar: la de los hechos o la del alma?



[1] Persona que se sacrifica en el cumplimiento de sus obligaciones.

[2] Cortar, dividir, separar.

  La historia oculta del cuento —esa que no se ve, pero que se intuye— nos recuerda que los actos humanos rara vez son simples. En la dualidad[1] de Emma se encuentra también la dualidad de todos: entre lo que mostramos y lo que somos, entre lo que decimos y lo que callamos, entre la ley y la justicia. Borges, como siempre, nos obliga a mirar más allá de lo evidente y nos revela que, a veces, las mentiras son el único camino posible para decir una verdad más profunda.



[1] Existencia de dos caracteres distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas 

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